sábado, 11 de diciembre de 2010

El invierno que va conmigo



"There is a light that never goes out"
The Smiths



1.
En el crepúsculo del domingo es cuando mejor me encuentro. No sabría decir de dónde viene este sentimiento. Pero escucho como las voces que llenan la calle se diluyen. Con la noche y el silencio me conozco de otra forma.
2.
Está por terminar este año y el ciclo termina ¿O empieza? Nunca he sabido dónde empieza una historia. Si cuando me subo al avión o al salir de casa. Decía Roland Barthes que todo principio es arbitrario. Y a menos de una semana de mi partida sé que comienza un ciclo. No porque termine el año, sino por las acciones, por lo que dejamos y aventuramos con ciertas situaciones o elecciones. Esta vez no será el frío intenso, y que tanto disfruto, sino los mares del sur con quienes pasaré el mes de diciembre y una parte de enero.
Pero la vida pasa y me voy con ella. La contemplo y la disfruto. Evito aquello de que “la vida es corta y aún así nos aburrimos”. O como diría el poeta yugoslavo Charles Simic , radicado en Nueva York, “el mundo es falso, cruel y bello…”. En cada momento busco la intensidad, como cuando converso en la semana con Víctor; cuando veo a Luis por skype (y a veces me siento de forma virtual en el Copper Rock Café que Luis visita incondicionalmente y que le he dicho que se parece a Claudio Magris donde le han puesto un secreter en el Café San Marcos, de Trieste. Solo le falta que le pongan un secreter a Luis); y con Uriel, cuando me llama de manera más imprevista y cuando él sabe por qué. A pesar de la distancia, siempre los llevo conmigo.
3.
Un recuerdo del primero de enero de este año. Después de una extrovertida despedida del año viejo y con los estragos que resultan debido a ello. Esta vez el frío calaba a mis huesos, mientras buscaba con mi compañera un café. Era el único abierto de la ciudad. De pronto, me sentí como en una película de Kristoffer Boe: Luis estaba sentado en una mesa, mientras leía un libro. No sabía si lo interrumpiría en su lectura, no me importó y me senté para compartir el mismo lugar: Todo empezó una noche antes, como en nuestros años mozos. Salimos empapados de Vodka y Stella Artois. Y como sucede en toda suposición, pensé que mi compañera con la que había viajado se encontraría mejor resguardándose del frío en casa. Mientras me sentía como huésped distinguido en el Jekyll´s Bar y los Bloody Mary anulaban mi memoria y el dueño, que es el mismo bartender, su vestimenta me llamaba la atención: sandalias, bermuda y camiseta de palmeras , mientras que afuera el clima estaba a -20°. Fue una noche extraña y de pronto me vi hablando español con una chica que venía de Montreal y que me dijo cuanto le gustaba el idioma de Cervantes. Hasta que la inercia de la noche hizo que me despidiera a la francesa, es decir, sin decir adiós (sans adieu).
Continuaba en el café con Luis y mi compañera, cuando de manera súbita apareció la mujer de Montreal. Ella me saludó con una sonrisa, mientras que yo solo levantaba la mano. Vi la cara de Luis que me dijo mucho de la situación en la que me encontraba. No sé como salí avante, pero lo hice. Seguimos en el café hasta que cerraron, mientras que al siguiente día me marcharía de Appleton , Wisconsin para ir a Champaign, Illinois, a visitar a Uriel y a su nena recién nacida.
Me despedía del lugar, como lo voy haciendo del año que acaba y que voy publicando mis líneas en este blog. Puesto que cuando viajo solo me acompaña mi moleskine, bolígrafo y un par de libros. No sé si sea la nostalgia de los tiempos, pero hay personas con las que me llevo gran parte de ellas y a otras, al igual de valiosas, les doy el portazo. Decía Pessoa “Porque siempre es de nosotros cuando nos despedimos al separarnos de alguien”. Siempre me despido de mí.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Del intelecto y otras preguntas

El complejo hecho de estar Yo escribiendo y Ustedes leyendo es posiblemente una presunción o un acto racional. Por ende esta dialéctica actividad puede tal vez pensarse como un producto o fruto de aquello que han llamado intelecto o inteligencia.
Las dos definiciones son distintas.
Intelecto: Algunos griegos lo llamaban como una facultad voluntaria y pensante, que trata de entender el orden del cosmos.
Inteligencia: Como el conjunto de funciones, que en conjunto determinan las experiencias de los sujetos; a llamarse: memoria, voluntad, sensibilidad y sentimientos.
Desde el orden psicológico definir y separar ambos términos ha sido un tanto ambicioso y tal vez desgastante. Ya que la psicología (en su mayoría) en su ejercicio de producción de saber se ha venido limitado por remitirlo Todo a la historia personal en términos de carencias o traumas.
Lo cierto es que en este breve ejercicio discursivo hemos tal vez empleado en mayor o menor grado los dos conceptos.
Somos el reflejo de nuestro intelecto y la proyección de nuestra inteligencia.
En nuestra vida cotidiana, ¿Qué somos más?
¿Intelectuales? o ¿Inteligentes?
¿Nuestros gobiernos e instituciones ven la diferencia?

El aroma de un café se asoma y escapa a estas preguntas.

domingo, 21 de noviembre de 2010

CINEMA PARADISO... el cine dentro del cine.


Somos muchos los que vemos nuestra vida como una película, con su trailer, pre-estreno y alfombra roja. Con uno o varios protagonistas; un personaje secundario; un narrador y una final no siempre feliz.

Son más de 20 años desde que Toto dejó su pueblo de Giancaldo. El recado de su madre informándole la muerte de Alfredo aparentemente no tiene ningún sentido e
impacto en él. Los recuerdos le asaltan íntimamente reviviendo cada uno de ellos como si nunca hubiera salido de su tierra.. y como si su corazón no hubiese dejado de amar.

Una historia del cine dentro del cine. El impacto del séptimo arte en la vida de los pueblos y la creación de imaginarios y leyendas.
Cabe destacar la excelente música del maestro Ennio Morricone y el tema de "amor" por parte de la hija del compositor.

Mientras reviso la banda sonora de mi vida con sus personajes... sorbo una taza con Café.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Segunda conversación: 'El fútbol y las letras'





¡Por fin! Una segunda conversación alrededor de dos de las grandes pasiones del mundo: el futbol y las letras.


Ojalá y sea de su agrado. Café para comentar.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Citas que me acompañan


Después de haber leído Un hombre que duerme de Georges Perec, ha resultado que sus palabras me acompañen en este día. Y ahora entiendo del por qué una columna se llama Café Perec.

"Tu buhardilla es la más bella de las islas desiertas, y París es un desierto que nadie a travesado nunca."

"Te queda todo por aprender, todo lo que no se aprende: la soledad, la indiferencia, la paciencia, el silencio."

"Hagas lo que hagas, vayas a donde vayas, todo eso que no ves no tiene importancia, todo lo que haces resulta en vano, todo lo que buscas es falso. Sólo existe la soledad, que tarde o temprano, cada vez , encuentra frente a ti, amistosa a lamentable; cada vez, permances solo, sin socorro, cara a ella, alterado o despavorido, desesperado o impaciente."

sábado, 30 de octubre de 2010

Todos Los Santos y el olvido




1.
Desde Henry James con Otra vuelta de tuerca (The turn of the screw), Pedro Páramo de Juan Rulfo o los ensayos reunidos en el libro Campo Santo de W. G. Sebald, no son narraciones o reflexiones del género fantástico, sino la memoria a los muertos, a quienes han pasado por este mundo.
Cuando escojo al azar alguna página de Pedro Páramo su lenguaje me atrapa, porque muestra ese registro lingüístico de diferentes regiones de México y que a la vez se muestra universal. En éste novela, a medida que uno avanza por ella, se da cuenta por la galería de espectros que retrata para la posteridad. Diría alguien, por los olvidados. Uno relee lo que causa placer y medida que se sumerge en el texto se da cuenta que cada personaje que transita en la novela es como si lo hubiera escuchado en Jalisco, Oaxaca o Guanajuato. Me doy cuenta que los personajes han vivido.
2.
La visión que se tiene sobre México cuando se conmemora el Día de Muertos es de un pueblo ritual. Aunque el ritual no lo continúen sus habitantes, llegan otras costumbres y generaciones de personas que buscan lo efímero. No hace falta mencionarlo. Pareciera que he vivido otras décadas cuando el culto a los difuntos se hacía con la tradición desde los tiempos de la noche. Incluso las canciones de Andrés Henestrosa o Demetrio López llevan consigo las leyendas de éste país, con todo y sus almas en pena.

En mi diario, leo las líneas que le dedico a todos los mercados que he visitado. Mi afición por ellos; desde la Boquería, el mercat de Barcelona, hasta los que conforman en otros países de Europa, en la periferia de sus ciudades. Incluso ese Tianguis que se coloca el día domingo en Chicago y que se conoce como La Garra, donde pareciera que uno se encuentra en México. Pero son algunos mercados de éste último país en donde me sorprende los olores, colores y sabores. Y en ésta época, la variedad y el ingenio de quien hace las calaveras y todo lo relacionado con el Día de Muertos.
Recuerdo los colores en cómo se visten los pueblos de Michoacán, Jalisco, Guanajuato y Oaxaca. El colorido del Cempaxúchitl, el olor a cera, la variedad de los diferentes platillos que se preparan en ese momento. En donde el sabor y la diversidad de su gastronomía perduran en los mercados. Es de un gran reconocimiento que ésta tradición haya soportado las tiranías de los siglos y que continúe, en menor medida, en la primera década del siglo XXI.

Busco en los recuerdos y veo que no existe otro país con una ofrenda como la que se coloca para el Primero y Segundo de noviembre. Para el culto: el recuerdo y el respeto por los difuntos. Sebald dijo que, “al dejar un presente sin memoria y ante un futuro que no podrá concebir ya la razón nadie, abandonaremos la vida por fin sin sentir la necesidad de permanecer al menos algún tiempo o de poder volver ocasionalmente”.
Lejos de toda melancolía por el costumbrismo, a donde quiera que vaya, ese recuerdo y respeto para los difuntos perdurará en mí, aunque: “los muertos sigan estando a nuestro alrededor, pero a veces creo que quizá desaparezcan pronto”.

lunes, 11 de octubre de 2010

Historia de un concierto




"Todo encuentro casual es una cita"

Jorge Luis Borges


1.
Se ha mencionado mucho acerca del legendario concierto de Keith Jarret en la ciudad de Colonia y que lleva como título Köln Konzert. Es un concierto que no solamente cambió la historia de la disquera que lo produjo, ECM, sino una forma de interpretar el jazz de manera distinta, aunque los puristas digan lo contrario. Lo empecé a escuchar durante mi estadía en EE. UU. y con mayor constancia a mi regreso a México. Siempre me ha dado fuerza solo de escucharlo. Encuentro la variación e improvisación que tiene como elemento principal el jazz. Cada vez que escucho el concierto es distinto.Es mi compañero de mis viajes.

2.
Durante mi etapa universitaria fueron poco los esfuerzos que tuve al estudiar el idioma alemán. Me enfrascaba más en los libros de Borges y Cortázar. Así que clausuré el aprendizaje con el alemán. Sin saberlo aún, en el transcurso de mi vida conocería a Rilke, Celan, Kafka, Broch, Musil, Walser, Sebald, Benjamin, Jünger... Todos ellos edificaron su obra en lengua alemana. Con el tiempo, esa necesidad que le nace a uno por saber qué dice el texto original me llevaría a estudiar nuevamente el idioma. Pero ahora de manera solitaria, sin profesor e imponiendo una rutina y constancia en ello. Dice Fabio Morábito al respecto: “no hay mejor modo de abordar el alemán que como una adicción…Esas largas listas, más odiadas que amadas, eran el cilicio que daba a mi aprendizaje un toque espiritual, casi heroico. Yo no las repasaba, las rezaba”. Cierto que existen personas que logran hablar más fácil el idioma que otras. De ahí que Borges mencionara la elección de éste idioma, aunque se perdiera “en la selva de las declinaciones”.

Dice el cineasta Jean Luc Godard que somos esclavos del azar y en una ocasión conocí a una persona en el Aeropuerto José Martí, en La Habana. Intercambiamos mínimas palabras, además de nuestro correo electrónico. No sabía que esa persona hablara español. Con el tiempo supe que vivía en Alemania, en la ciudad de Colonia. Las visitas fueron de ida y vuelta entre nuestros respectivos países. Mis viajes a Europa tenían como punto de llegada su aeropuerto o estación de trenes. Leía a la ciudad, mientras caminaba. La primera vez que estuve ahí me detuve algunos minutos al ver su catedral, en un invierno en el que estábamos a -15° centígrados, mientras las palabras me abandonaban en ese momento. El gusto por ese lugar fue acrecentándose y la ciudad se me aparecía en las imágenes, en autores que descubrí y que vivieron ahí; pero siempre aparece el nombre de Köln: es como si la ciudad no quisiera que la olvidara. Por poner un ejemplo, está en ese libro que descifra pasado, presente y futuro , y que se titula 2666 de Roberto Bolaño. Al igual, hace un par de meses mi amiga Érica, que reside en Barcelona, me envió una imagen de la fotógrafa Dorothea Lange y que se muestra en el Ludwig Museum, en Colonia. Y especialmente en un libro que me regaló mi padre que se traduciría al español como Alemania en imágenes. La portada del libro aparece el puente que une al Centro de Colonia (Altstad) con la periferia, y que fue destruido durante la Segunda Guerra Mundial; pero aún era muy niño para saberlo.

La gente que he conocido en Colonia ha sido de lo más cordial. Con el tiempo tuve la oportunidad de trabajar por dos semanas en esa ciudad. Todo comenzó con el intento de estudiar el idioma y terminé éste verano por trabajar allá. En julio los universitarios muestran su agrado por sus breves semanas de calor. Hacen reuniones al aire libre y en los bares por la noche se cobra una segunda existencia. A la gente se le ve alegre cuando el verano llega e irritable al finalizar el extenso invierno. Me gusta salir por la tarde y noche siempre a sus bares o cafeterías. Subirme al tren y descubrir la puntualidad a la hora que se llega a cada estación. Caminar en el invierno en la ciudad me produce un placer único, a orillas del río Rin, mientras el aire golpea mi rostro, elijo un lugar, de los diversos que existen, para tomar un espresso. Escucho los diferentes idiomas de las personas y anoto en mi libreta las ideas o historias: en ese momento la imaginación está al límite.

Todo esto lo escribo mientras escucho Köln Konzert y los aplausos infinitos me sacuden de éste viaje mental y me pongo de pie para aplaudir.

lunes, 4 de octubre de 2010

Carta sin hojas para una mujer (reposteo)


Carta sin hojas para una mujer   (De un escrito de hace cinco años)

Esto de mirarte por horas y no tocarte no me está gustando. Este limbo frío y solitario en el que permanezco está acabando conmigo poco a poco y no sé que hacer. Estar en esta dimensión es peor que permanecer en una cárcel. Me siento como una nube encerrada en un mundo sin rejas, donde el ambiente es más liviano que el aire, pero que me provoca una angustia de piedras.
Soy un soplo helado cerca de ti, y aunque esté tan cerca y puedo ver tus hermosos ojos brillar, no consigo encontrar el calor de tu cuerpo. Pensándolo bien, concluyo que no estoy en el paraíso. -En el paraíso estuve sin saberlo-, cuando en tus pechos cálidos encontraba tu aroma azul, ese olor que se iba directo a mi alma pasando por los instintos más animales que poseía. Ahí, en tus senos, es en donde quisiera estar. Y no aquí. Tan cerca pero tan lejos como dicen algunos...
El estar aquí y que no me mires me parte el alma y experimento la sensación real de que no circule ahora sangre por mis venas, como cuando llegué mojándome a las 3 de la mañana a que me dieras el tiro de gracia.
La sonrisa que le regalas a otras personas aumenta la sensación de vacío en el vientre que en realidad no tengo, y produce los mismos celos elementales que sentía antes, porque no soportaba, en silencio, que alguien me “robara” la facultad de hacerte feliz... necedad por la cual, estúpidamente, lamenté alguna vez no ser Superman y tal vez no tener alas.
Quiero que de nuevo me hables, me escribas al celular, que me beses... Cuando me tocó estar separado de ti, en el cuarto, en la ciudad o cerca de la muerte pensaba que era lo peor. Ahora sé que es peor verte y que no me prestes atención;  ahora no puedo hacer nada, la impotencia también es mi enemiga en este momento.
Quiero abrazarte, tenerte, y decirte lo mucho que te amo. Al tiempo que pienso que me siento satisfecho porque cuando pude te lo dije... te lo dije muchas veces y hasta el día de hoy pienso que creíste en mí. También me demostraste que me amabas, y para mi felicidad pienso que de hecho fuiste mía y yo tuyo, y que nos amamos sin reserva hasta donde se pudo.
Hice lo correcto, tú eres el amor de vida y eso no va a cambiar, será así... Lástima que en el momento no te lo pueda transmitir, me lo impide esta realidad, porque no me escuchas, no te puedo besar y tu tampoco. Siento como si estuvieras ciega, y por si fuera poco el frío me está matando nuevamente. Siento mucho frío, y el frío me deprime. Aunque tus modos ajenos a mí me duelen más.
A veces lloro en silencio y derramo las lágrimas que no tengo, porque ahora todo es tan diferente que ni me puedo desahogar llorando. Pero eso sí, sigo aquí detrás de ti buscándote, a donde vayas ahí estaré, buscando el mejor ángulo para verte sin advertirme. Te acompañaré aunque lleguen los días en que ya no sea nada para ti. Te seguiré amando pese a seguir siendo, quién sabe por cuanto tiempo más, el mismo pensamiento errante en el que el azar me convirtió el día en que me morí.

El día que me mataron no tenía la menor idea de que esto me pasaría, lo cual, vengo a saber ahora, es algo común entre las personas que hemos tenido la misma suerte.
La historia la sabes casi toda:
Salí muy temprano a la imprenta para ver lo de una publicación especial para ti: tu libro, tu novela. En el camino fui víctima del absurdo azar. Personas que se enfrentan y dicen pelear por personas como nosotros, resultaron matándome. ¿Quiénes fueron? Todos saben pero no lo saben.
Al doblar la esquina de la casa, un fuerte golpe en la boca del estomago, me quito el aire y fui a parar dentro de un camioneta. No era el único. Yo era la compañía de otros tres golpeados y atados de manos. Por sus rostros sudaban a miedo y muerte.
El camino no lo recuerdo, ya que el tiempo se convirtió en verdugo y mi sentido de orientación perdió su funcionalidad. Uno supone que la oscuridad se acerca. Hombres completamente vestidos de negro y apuntándonos con armas cortas nos gritaban que bajáramos la vista.
Cuando pisamos tierra, me pusieron un pañuelo con el que vendaron mi cara, esa fue la última vez que ví con vida algo, pero antes sequé mi sudor. Estaba helado. Se apoderó de mi un frío de terror, desde ese momento sentí mucho miedo, pero no tanto como el que me esperaba y siento ahora. Comencé a sudar y contrario a los demás que reventaron en lloriqueos, estuve atónito, mudo, con el estomago muerto. El terror no me había hecho entender que estaba en muy serios problemas.
El “comandante” llegó minutos después, escoltado por varias camionetas que irrumpieron en el lugar con un ronroneo abrasador. Nos hicieron comparecer uno por uno ante él. Yo fui el primero. Me preguntaron pormenores de las demás personas, y le expliqué que no sabía nada de ellas; pero el “comandante” después de advertirme que no tratara de salvar a mi “amigo” y que no ocultara nada de lo que supuestamente sabía de los otros, notificó mi destino en el tono más grave, aterrador y cruel que recuerdo haber escuchado en vida.
—Están en problemas y los vamos a chingar.
El miedo de esas palabras me hizo creer que me estaba mirando fijamente, creencia que segundos después afirme por estos gritos:
—Además esto es consecuencia de los escritos que haz publicado en ese periodiquillo. ¡Mira que criticar a tu propio gobierno! El problema no es que la gente te lea... ¡¡¡Casi nadie lee!!!. Sino el eco que se empieza a hacer y que cuestiona a la poca gente que piensa. Así comienzan algunas revoluciones, lo malo para el que las genera, es que no ve ni goza en vida de esos resultados.
Su disposición para matarnos salió como una neblina de alcantarilla que penetró en mi ser hasta la fibra más profunda de mis pensamientos. Una gota de sudor helado salió de mi frente y rodó hasta donde pudo por mi cuerpo, tuve que apretar en no sé que parte para no orinarme, y reventé en un llanto suave, apretándome los dientes hasta que me sentaron de nuevo en la parte trasera de una camioneta.
Y ahí, hecho un manojo de miedo, indefenso y amarrado con la mente puesta en mi muerte, tus recuerdos llegaron como ráfagas, como flachazos de un fotógrafo desconocido. Es indescriptible la angustia y lo que diga sobre mi amor por ti y lo que sentía en ese momento es insuficiente, además de desnudar mi incapacidad de describir con palabras sentimientos tan fuertes, tan vivos y únicos.
Lo que vino después fue el proceso de calmarnos. Nos dijeron que fue una equivocación y que regresaríamos a nuestras casas sin problemas. Aunque nos mantenían vendados, según ellos para que no los reconociéramos y evitar futuros problemas. En el viaje de regreso decían que no podíamos decir nada de lo que había pasado, que nada de denuncias, que nos mantuviéramos al margen de cualquier acción contraria a ellos, que olvidáramos lo que pasó y que el que hablara se atenía a las consecuencias...

En esas estaban, cuando sentí el disparo.
Debí ser el primero porque no recuerdo haber escuchado más.
Entró en mi cabeza y sentí un fino hilo de calor en la abertura que produjo, precedido por un tremendo ruido seco dentro de mi cabeza que supongo ha de ver sido cuando la bala rompió el hueso de mi cráneo. Debo decir, que después, lentamente mi conciencia se fue enfriando al compás de las imágenes de mi vida... en las que nunca faltaste Mujer. De esta manera entré a este mundo frío en el que estoy.
Yo no sé que más va a pasar. Aquí la gente es amable y estamos más cerca de ustedes los vivos de lo que se imaginan, más cerca de lo que uno mismo se imaginó cuando era uno de ustedes. Aquí esta tu abuela Cucha, y un pequeño Angel con cara de niña que carga en sus brazos y pregunta por ti. No sé bien, pero aquí estamos todos como esperando algo, no sé qué exactamente, pero tengo miedo -que puedo soportar gracias a este angelito-, porque no se qué más pueda pasar. El hecho en sí de verte y no tenerte hace que me siga muriendo aún después de muerto. No se en que cosas de la razón me equivoqué, y eso hace más vivida mi real muerte. A veces me da risa, que te da frío o escalofríos cuando me acerco, como en las películas.
Para "salirte", tengo que hacer un curso intensivo de dos meses y ya me inscribí. Tengo ganas de hablarte y contarte un poco de cosas que nos preguntábamos cuando estaba allá, porque aquí a uno le resuelven las dudas, esa es una de las pocas cosas que me gustan de estar aquí... Quiero decirte, por ejemplo, que la respuesta a si alguien sentía el amor como nosotros es NO. La gente se quiere bastante, pero no en la forma en que nosotros nos amamos. Aunque ya me dijeron que en el curso le indican a uno que no compartamos este tipo de informaciones. Sin embargo yo no creo que vaya a cumplir con eso.
Voy a terminar ese curso porque te quiero decir lo que pienso... que me compraré un cometa y tal vez así te extrañe menos; que construiré un cielo para cuando vengas acá y que te extraño con todas las fuerzas de mi alma, incluso después de muerto.

PD: Es más fácil y trascendente llorar con las hojas de un libro, que con un disco duro.

domingo, 3 de octubre de 2010

Citas que me acompañan

"Sabemos todo, nos han dado toda la información, pero no nos han explicado nada. No puede explicarse. Creo que ésta es la única razón para dedicarse al arte, mostrar el absoluto misterio de las cosas".
John Banville

viernes, 24 de septiembre de 2010

Citas que me acompañan

"Que se narrara, lo que se dice narrar, esto debió hacerse en otro tiempo. Yo nunca he oído narrar a nadie". Rilke

lunes, 20 de septiembre de 2010

Los Zombies del Bicentenario


Alrededor de una cruda moral después de la llamada celebración del Bicentenario, hay toda una serie de críticas por dicho evento. Desde carteles, Cortos de cine, revistas y programas de radio, de ésta última manifestación cabe destacar el enorme trabajo creativo de los integrantes del programa de radio El Weso. Una de sus mejores creaciones fue una serie radiofónica titulada: Los Zombies del Bicentenario. Sólo he podido rescatar y encontrar diez capítulos de dicha serie, son cortos pero muy creativos. Al final un video sobre esa misma temática, pero con otro enfoque...




Capítulo I:




Capítulo II:




Capítulo III:



Capítulo IV:



Capítulo V:



Capítulo XCV:



Capítulo XCVI:



Capítulo XCVII:



Capítulo XCVIII:



Capítulo XCVIX:




Video:

lunes, 6 de septiembre de 2010

Breve reflexión sobre el pueblo y sus barrios.

En esta moda del Bicentenario el gobierno ha destinado recursos económicos, intelectuales y artísticos. Todo esto con un fin: legitimar el discurso oficialista y justificar bajo el manto de la ilusión el estado que guarda la nación.
Cada etapa de la historia tiene a sus intelectuales ya sea para crear una historia oficial o justificar la llegada de un nuevo gobierno. Sea dicho de paso, en cada nueva etapa histórica hay un discurso que le dará una justificación tanto social como meta-histórica al propio devenir de la existencia humana. Y es en ese discurso que se omite-muchas veces de manera arbitraria- los sucesos reales que determinan el presente de un país; las vivencias y la lucha de la gente que verdaderamente con su trabajo impulsan el crecimiento de su sociedad; lo cotidiano y característico que tiene tanto una ciudad como un pueblo que lo hace ser lo que es...


Valgan estas sencillas palabras para recordar y reflexionar que es lo que realmente se va a celebrar en México. ¿Enarbolar a los héroes ya tan trillados y tan oficialistas? ¿Repetir hasta el cansancio que somos libres en un país donde los militares matan a los civiles y no pasa nada? Más preguntas se asoman... y tal vez la respuestas se oculten en ese mundo de sombras del oficialismo.
El video es -porque no decirlo- un acercamiento para reflexionar sobre aquellos a los que la historia oficial no toma en cuenta y que sin embargo son el motor generador de historia: el pueblo y sus barrios.



domingo, 29 de agosto de 2010

La ciudad de alguien





“Creceré cuando crezca mi ciudad”
Enrique Vila-Matas



Han transcurrido ya casi treinta años desde que vi como crecía esta ciudad, como lo hacía yo. En algunas ocasiones no la reconozco. Esta ciudad se ha transformado. Se dice que una ciudad toma la identidad de sus habitantes. Lejos quedan los años en que faltaba a clases para hacer una travesía y descubrir callejones o vericuetos desconocidos de mi geografía. Ahorraba todo mi dinero de la semana para gastarlo ese día. Pero los esfuerzos se redoblaban si invitaba a alguna compañera del colegio a mi osada excursión.
Una vez clausurada la etapa de la infancia y juventud no me quedan más que recuerdos. Nunca imaginé que mi universo, el de la infancia, se transformaría. Atrás queda ese ambiente tan arraigado de la ciudad, donde la mayoría de la gente se saludaba. Era común encontrar al vecino en el cine o bien en el parque.
Es siempre el Centro, el Altstadt (La ciudad vieja), el downtown, el que se resiste al tiempo. Uno marca los cambios de un lugar de las zonas aledañas de la ciudad. Pero el Centro sigue ahí. Desaparecieron los comercios tradicionales que dieron la estafeta a las empresas transnacionales de comida rápida o telefonía. El hombre que lustró los zapatos por 40 años y se marchó, sustituido por un joven que apenas conoce su oficio; el que vendía los billetes de la lotería y sabía encontrar al cliente idóneo; el del puesto de periódicos que conocía a la persona que compraba el diario de su predilección; el vendedor de los helados; el vagabundo que llega puntualmente el domingo a su banca preferida, como cita de novios. El lugar es estático, inmóvil. Somos nosotros quienes nos vamos. El Centro se resiste al paso del tiempo, que da cabida a un desfile de generaciones tradicionales como eclécticas.
Me tomo la completa libertad de registrar los cambios que acontecen en esta ciudad. Así como lo hacía aquel heterónimo de Fernando Pessoa que veía desde su oficina las céntricas calles de Lisboa, mientras que contaba los diversos barcos que entraban a la ciudad lusitana por vía del río Tajo. Me basta con caminar por la mañana, justo cuando toma su ritmo, y cruzar esta ciudad para ver el movimiento cotidiano.
En primavera el calor es bienvenido, puesto que casi siempre impera el frío y la lluvia. Pero a lo que le temo son a los aguaceros que caen. No huyo de ellos por mojarme, sino por el congestionamiento vial que generan en una ciudad que recibe a una horda de automóviles y autobuses dignos de una metrópoli. Y no se hable de las horas picos o de un accidente automovilístico. Mientras que voy a bordo de un autobús de pasajeros y veo como el chofer toma la faceta del doctor Jekyll y mister Hyde, es decir, su transformación se consuma: cualquier intento de rebase o de transgredir su carril te lo hará pagar sin medir las consecuencias.

Siempre me ha gustado caminar y al hacerlo es como si fuera leyendo la ciudad. Además, me atrae aquello que decía Walter Benjamin: “No orientarse en una ciudad importa poco. Pero perderse en una ciudad, como puede uno perderse en un bosque, requiere práctica”. O como el flâneur, de Baudelaire. Solo el paseante sabe lo que representa el caminar. Encontrar lo que no se había visto antes al pasar por ese lugar o descubrir cosas diferentes a lo visto diariamente. Andar y perderse, la vista que atesora algo que nos llama la atención por su peculiaridad. El oído que registra los ruidos del vagón del metro, de la conversación de los novios, del bebé que llora, del vendedor ambulante que oferta su producto, el caos vial.
En el incomparable libro de Fabio Morábito, También Berlín se olvida, menciona en el capítulo El hombre del croissant: “Me producía un intenso placer caminar en medio de ese silencio, mientras la inmensa mayoría de la gente seguía metida en su cama […] Quien escribe avanza por una delgada línea entre cientos de equivocaciones posibles y caminar a esa hora por la ciudad dormida era como abrir un círculo, dejar que se evaporara el resto del ayer que había en mí”. Al igual, el placer por caminar y perderme ha sido una de mis predilecciones. Los laberintos fueron creados para perderse y encontrar la salida, aunque haya quienes no den con ella.
En mi andar busco un establecimiento para tomar un café aceptable y saborearlo con la parsimonia, ya sea para conversar o leer el periódico, mientras escucho el ritmo de esta ciudad y observo cómo crece desmedidamente. Conociendo el mapa de la ciudad, me ha ayudado a perderme en otros lugares, en otros países.

miércoles, 25 de agosto de 2010

¿Porqué leo cómics si ya soy grande?

Decía el filósofo F. Nietzsche: "La infancia es destino".  Recuerdo que allá en la "tierna" edad de 4-5 años vi a mi madre leyendo su "Lágrimas y risas". La historia era "El pecado de Oyuki"; al momento de verla casi llorar por lo que ella estaba leyendo entró en mi la curiosidad de saber la razón de dichas lágrimas. Me acerqué y sólo pude ver hojas llenas de dibujitos que no entendía. Mi madre al ver que su vástago no podía tener la mínima idea de lo que tenía en sus manecitas, se dispuso a leerle la historia plasmada en un papel tosco y en color sepía.
Al momento de escuchar las primeras palabras escritas en la voz de mi madre... la magia se materializó. Los globos llenos de letras que yo había visto sobre las cabezas de los personajes, hicieron que lo dibujado se convirtiera en una historia viva. Los dibujitos se movían, tenían gestos, gritaban, pensaban, comían, dormitaban... y hasta lo soñado era un dibujito. Un nuevo mundo me había sido mostrado: el mundo de la lectura en viñetas.
Hay algunos cultos literatos que afirman que la historieta o el cómic no puede ser entendido como una lectura adecuada, ya que carece de un sentido literario o académico. Ellos sabran. Lo cierto es que de esa vivencia nació en mi la necesidad de leer. A su manera, mi madre -que sólo llegó a quinto de primaria- me enseñó a leer; cuando llegué a la primaria las planas y tareas fueron pan comido. De inmediato pedí con mis contados domingos la compra de un Cuentito. A mis manos llegó un pequeño ejemplar de Zor y los invencibles, una digna interpretación de la imaginación y la inocencia.
Con el tiempo y mi primer trabajo en una taqueria me alcanzó para comprar un ejemplar que vino a cambiar la perspectiva de un niño de escasos ocho años: Kaliman, el hombre increíble. (Sin agregar que a partir de ahí me convertí en un asiduo radioescucha de la radionovela que por aquel entonces se transmitía por Radio Red)

Una noche llegó mi padre con una sorpresa. Una historieta que por más que he buscado algún número perdido en convenciones o tiendas especializadas de comics no he podido tener: La vida de Pedro Infante.  Por varios años se convirtió en una lectura semanal que toda la familia terminaba leyendo.
Al llegar la etapa de la secundaria no sólo me enfrenté con los cambios propios de la adolescencia, sino que en el mundo editorial mexicano se iba a producir una revolución en cuanto al mundo de la historieta se refiere. Nadie imaginaba que una parte de esa generación ibamos a quedar marcados con la historia que en unos sencillos y bien hechos dibujitos despertó no sólo la imaginación, sino también la conciencia de los que eramos y de lo que podíamos llegar a ser. La llegada a mis manos de Karmatrón y los Transformables fue un antes y un después para empezar a preguntarme que iba a ser de mi vida. Casi de manera religiosa cada semana iba al puesto de periódicos para comprar el ejemplar que mis hermanos y yo ibamos a soñar y disfrutar ese fin de semana.
Llegó el año de 1992. Un fenómeno editorial a nivel mundial iba a sacudir el mundo de las viñetas. Algunos nos emocionamos con los dibujos y la historia; otros abiertamente decían que lo habían leído por morbo. Lo cierto es que nadie fue indiferente ante el hecho: La muerte de Superman. Hasta en los noticieros hablaron de ello. Yo, en mi mundo lloré la muerte de mi Superhéroe favorito.

Ya han pasado 18 años de ese histórico cómic donde el Superhéroe por ontonomacia murió; ha muerto el Capitan América; han dejado inválido a Batman y se ha ido al exilio estelar el Dr. Manhattan.
Me he enfrentado a la crítica sobre porqué leo cosas de niños y al final mi respuesta casi es la misma: sigo siendo niño.  
Han pasado casi 30 años de aquella primera vez que ví como los dibujitos adquirian vida propia. Son casi 30 años y aún escucho las palabras de mi madre...

lunes, 16 de agosto de 2010

"Goodfellas", un círculo de valores

"Desde que tuve uso de razón, siempre he querido ser un Gangster..." 
A golpe de excelente música norteamericana de la década de los 60’ y 70’, Martín Scorsese nos introduce en el mundo del crimen a través de la vida del mafioso Henry Hill, recogida en el libro Wiseguy de Nicholas Pileggi. Una película que se disfruta en todo momento. ¿Cómo puede Scorsese plasmar tan bien esas situaciones entre mafiosos? Tal vez la cooperación del mismo Pileggi en el guión.
¡Qué mafiosos! Una de las mejores parejas para estos papeles (Robert De Niro & Joe Pesci) que dejan frases como:
"DeNiro -¡Vas a cavar el hoyo, vas a cavar el hoyo y lo vas a hacer tu solo!"
"Pesci -Como si fuera el primero que cavo".
Que decir de Ray Liotta que junto con Scorsese crea un personaje digno de nominación. El ritmo de la pelicula nos atrapa en un sinfín de detalles que no se pueden dejar de admirar. Un tipo de ritmo que se centra en una historia, y va contando pequeños detalles y anécdotas que son los que realmente hacen la película.
Es inevitable pensar en la ética y valores que hay dentro de este círculo de personajes.
La música es un breve recorrido por la historia musical de los E.U. en la segunda mitad del siglo pasado.
Es una lección de película.

jueves, 5 de agosto de 2010


Con Chet Baker en el café

1.
Hay etapas en nuestra vida que se cierran sin darnos cuenta de cuándo suceden y también existen otros momentos que nosotros mismos clausuramos con la certeza de hacerlo. Esto viene a cuento porque el escritor Julio Ramón Ribeyro mencionaba que cuando uno ha sido feliz en una ciudad es mejor no regresar a ella, ya que una segunda visita a ese lugar puede no ser tan satisfactorio como la vez primera; y eso puede llegar a ocurrirnos.

2. Visité en enero, de hace dos años, un pequeño pueblo de nombre Charleston, en el estado de Illinois, en el frío intenso que azota cada año al norte de EE. UU. Me pasé una semana visitando a un viejo amigo, aunque él aún es joven siempre nos hemos entendido en los viajes y la noche. Viví cerca de nueve días en ese lugar, para disfrutar de ese frío que tanto me gusta. Cuando me levantaba lo primero que hacía era vestirme, con mi abrigo de color rojo y una bufanda que recién me habían obsequiado. Con mi indumentaria puesta, ahora estaba listo para atravesar todo el campus de la Universidad de Charleston. Los edificios siempre me han parecido de un corte gótico, acompañados de árboles altos que se encuentran a lo largo del camino.
Con todo y ese frío, que siempre me hace sentirme como en casa, hasta allá iba para reunirme con mi amiga para planear a dónde ir a comer y charlar sobre los pormenores del día. El paisaje a simple vista podía parecer desolador, pero a medida que uno se aclimata se torna familiar. En esos trayectos que hacía para reunirme con mi amiga me acordé de una frase de Albert Camus que tiene en ese libro de ensayos de El verano: “son ciudades sin pasado. Son por tanto ciudades sin abandono y sin enternecimiento. En las horas de tedio, que son las de la siesta, la tristeza se hace allí implacable, falta de toda melancolía…Estas ciudades nada ofrecen a la reflexión, pero lo ofrecen todo a la pasión”.
Fuera de todo momento de introspección, el aprecio por todo lo que rodea a ese poblado fue como sentí una afinidad. Esto siempre se lo hice saber a mi amiga y creo que me entendió. Supo descifrar mis palabras. Durante el almuerzo recordábamos acerca de los momentos más risibles de nuestra vida. Ambos nos reímos y nos dimos cuenta que a pesar de momentos serios de la vida, habría que tomarla a la ligera, sin mucha seriedad. Además, las personas hacen a los lugares, los enriquecen, en pocas palabras, dan un matiz que cobra relieve y que no sería lo mismo sin ellas.
Por la noche veía a mi amigo y comentaba de cómo la distancia nos había separado en lo físico, más no en los recuerdos. De cómo los caminos de la personas toman rumbos distintos, pero la amistad es siempre la que perdura. Ahora que pasé algunos días del mes de julio en ese mismo lugar, mi amigo ya no estaba, se había ido a la ciudad de Chicago, que siempre me ha parecido muy cosmopolita y llena de vitalidad. Por el contrario, mi amiga aún continuaba en Charleston. Tenía algunos pendientes con sus clases y su trabajo. Parecía que el tiempo no hacía mella en ella. Había estrenado su apartamento en mayo y me mostró muy contenta la manera en que lo había decorado con los objetos que ha coleccionando durante sus viajes por América Latina y por el gusto que siente a todo lo diferente a sus orígenes.
El último día de mis estadía en Charleston me acordé nuevamente de una frase de Albert Camus: “En medio del invierno venía a saber que en mí había un verano invencible”. El verano continua allí, mientras dejo momentos llenos de secretos y de varia tazas con café que me acompañaban durante las mañanas en casa de mi amiga, mientras Chet Baker tocaba su trompeta.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Elegí la música, luego la historia y después los tragos

Una excelente recomendación para la lectura. Tomado del diario EL PAÍS.


ENTREVISTA: El triunfo del misterio F. G. HAGHENBECK Escritor
ROSA MORA - Barcelona - 11/07/2009

No es aconsejable beberse seguidos los 26 cócteles que encabezan los capítulos de esta divertida novela. No llegarían al final y vale la pena. Trago amargo (Roca Editorial), de F. G. Haghenbeck, un mexicano de origen alemán que responde por Francisco, es una mezcla de ficción y realidad tan lograda que al final ya no se sabe qué es verdad y qué es mentira.

John Huston decide rodar La noche de la iguana en la playa de Mismaloya, en Puerto Vallarta (México), y allí llega con su troupe: Richard Burton, que se pasa el día haciendo gasto en la barra del bar; Elizabeth Taylor recién separada de Eddie Fisher; Ava Gardner, Deborah Kerr, el Indio Fernández... Policías corruptos, como el sargento Quintero; el abogado de los bajo fondos Bernabé Jurado, más conocido como abogánster; y un personaje entrañable, Billie Joe, que aparece y desaparece. "Casi todos los personajes son reales", dice el director.
Los actores se odian. Huston les regala pistolas de oro con balas de plata por si quieren matar entre sí, y alguna de esas balas se escapará. A Hollywood no le gusta tener tratos con la policía y mucho menos con la mexicana. Por eso el productor contrata a Sunny Pascual, que se autodefine así: "Sólo soy un sabueso beatnik de nombre Sunny Pascual. Mitad en todo: mitad mexicano, mitad gringo; mitad alcohólico, mitad surfer;? mitad vivo, mitad muerto".
Sunny es amoral y sarcástico y Haghenbeck explica que estas características proceden del cómic, al que ha dedicado buena parte de su vida. El lenguaje, ágil, con la mezcla de idiomas, es uno de los aciertos de la novela. "El personaje", dice, "tiene poco que ver con él, al menos tal como es en la actualidad, ahora que es padre y se ha vuelto un hombre serio". El escritor cuenta que su padre "fue librero" y, como "rebeldía", se negó a leer libros. Hasta los 25 años. Entonces leyó todo Raymond Chandler y se empapó del detective Belascoarán, de Paco Ignacio Taibo II. De esos modelos tan distintos surge Sunny Pascal.
Lo que se ve en la novela es mucha acción, alcohol y drogas. Lo que aparece por detrás es bastante corrupción. Al productor del filme le apoyan "ciertos grupos". La mafia ya no es como la que aparece en las películas, ahora son altos ejecutivos de Hollywood. Además, hay una especulación inmobiliaria para convertir la playa de Mismaloya en un enclave de lujo.
La estructura es original y atractiva. Abre cada capítulo la receta de un cóctel, su historia e incluso la música que mejor combina con la bebida. Por ejemplo, lo que más le va al Martini seco es Witchcraft de Frank Sinatra; al Cuba Libre, Compay Segundo; al Gimlet,Call me irresponsible de Wayne Newton... "Me fascina la música de los sesenta, se podía beber con ella, hablar con ella. Ahora ya no". "¿Cómo organicé la novela? Primero elegí la música, la escuchaba continuamente mientras escribía. Luego, la historia y por último los tragos".
De la lectura de Trago amargo se desprende cierta tirria hacia Hollywood. Haghenbeck cuenta cómo en cierta ocasión quisieron comprarle los derechos de un cómic, pero empezaron a cambiar y añadir tantas cosas que no quedó nada del original. "Destrozaron mi historia. Tienen mucho dinero pero a pesar de ello el 99% de las películas que hacen son malas, aunque el 1% es excelente".Abre cada capítulo de su novela 'Trago amargo' con la receta de un cóctel.

lunes, 2 de agosto de 2010

Aculco... (reposteo)

Ayer 1 de agosto fue dada la noticia del nuevo Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO. Por tal motivo reposteo algo que escribí hace unos meses en otro espacio.


Navegando en la red social del Facebook me encontré con un grupo que me remitió a una de las páginas más entrañables de mi existencia: mi vida en el pueblo de Aculco.
Mi padre nos llevó a su tierra natal allá en el año de 1985, un mes antes de los sismos del 19 de septiembre. Yo tenía en aquel entonces 11 años. Los primeros meses fueron muy difíciles para mi, ya que estaba acostumbrado a la vida de Barrio... de los barrios bravos de mi querido D.F. En Aculco terminé la primaria y posteriormente la secundaria... ésta última con no muy buenas calificaciones; esto lo viví rodeado de amigos que fuí forjando con el paso de esos primeros años en ese pueblo tranquilo e histórico. Mis primeros amores y lágrimas fueron ahí... en Aculco. Toda esta serie de recuerdos y vivencias me vinieron de pronto como una cascada a partir de encontrar un Blog en el Facebook que tiene como punto de encuentro el interés por ese nuestro querido pueblo.
Aculco es uno de los pueblos llamados Pueblos con encanto del Estado de México; la historia por la independecia de México tiene una página muy importante que se escribió en Aculco: ahí pernoctó el cura Hidalgo a su regreso del Monte de las cruces los días 6 - 7  de noviembre de 1810, dándose lo que conocemos como la Batalla de Aculco... pelea que por cierto perdió.
Aculco no sólo tiene historia, sino que la riqueza de su arquitectura -a pesar de la modernidad- hace de él efectivamente un pueblo con encanto. Sus leyendas y calles hacen pensar que el tiempo se detuvo en algunos espacios.
Aculco tiene bellezas naturales. Sus dos cascadas -La Concepción y la de Tixhiñu- y la imponente Peña de Ñado hacen que varios turistas practiquen el rapel o inclusive varias firmas automotrices toman los paisajes para sus comerciales. "¿Y la cheyenne apá?
Aculco tiene la fama en la capital mexiquense por su amplio catálogo en productos lácteos. Hay quien dice que los mejores quesos del Estado son de allá... y yo creo que tienen mucha razón. Cada que voy procuro traer a mi Fortaleza de la soledad varios quesos... y además del mercado llevó algo que cada que lo platico se quedan con una cara de asombro: Chicharrón de res. Es un platillo que se hace con las víceras del animal en cuestión en una forma muy parecida a las carnitas y cuyo sabor es excepcional.
Aculco está gestionando ser patrimonio cultural de la humanidad, ya que la historia lo marca como uno de los accesos o paso obligado de lo que en la época Colonial se llamó Camino Real de Tierra Adentro.
Aculco es la tierra de mi padre. Tierra donde están mis raíces y mis recuerdos. Yo nací en el D.F., soy orgullosamente defeño de nacimiento; vivo en Toluca, soy Toluqueño por convicción; viví en Aculco, y soy Aculquence de corazón.

*Las fotografías son del Blog: http://elaculcoautentico.blogspot.com/

martes, 27 de julio de 2010

Discutamos México... Futbol

Como preámbulo al próximo Podcats.

lunes, 26 de julio de 2010

Enrique Vila-Matas. Las citas de "Dublinesca"



Sobre el nuevo libro de Enrique Vila-Matas "Dublinesca". Quién mejor que el autor mismo para dar unas palabras.

viernes, 23 de julio de 2010

Ésta semana ha sido intensa, he podido seguir las letras del libro "El Danubio" de Claudio Magris en éste viaje. Es una lástima que no haya encontrado el libro, que se me escondiera. Como si se resistiese a venir. Por ello, tuve que hacer uso de la memoria y acordarme de algunos de los pasajes. Al igual, si trajera ése libro en éste trayecto sería como leerlo y no vivirlo. Pero qué es nuestro pasado, sino la escritura que acumulamos.

"... a tanto movimiento corresponde igual cantidad de vida y alegría;y quedarse quieto, o marchar con lentitud, son señales de la muerte y del demonio".
Tristam Shandy
Laurence Sterne

miércoles, 21 de julio de 2010

Segundo Podcats... Del baúl de los recuerdos.

A falta de una charla, me puse a hacerla de arqueólogo, y me encontré con varias sorpresas. Espero que les haga recordar algunas cosas...
Como decían algunos abuelos "recordar es volver a vivir".  
"Puchenle" al Play y escuchen.



sábado, 17 de julio de 2010

Citas que me acompañan

Me acompaño de una de las siguientes citas de ese libro que me apropio y que lo hago mío, así como muchos otros. Porque al citar es mostrar una parte de mí: tener esa sensación que se tiene al escribir.

"Quién ama la vida, debe amar posiblemente su juego múltiple, entusiasmarse no sólo por el viaje hacia islas lejanas, sino también por los trámites burocráticos referentes a la renovación del pasaporte".
El Danubio
Claudio Magris.

martes, 13 de julio de 2010

Citas que me acompañan

"Ya era la hora; mandé tocar la campana y le pedí a mis amigos que se fueran a la platea. Antes de irse me dijeron que vendrían al final y me transmitirían los comentarios. Di orden al electricista de dejar la sala en penumbra; hice memoria de los pasos, me tomé el gemelo del puño izquierdo con la mano derecha y me metí en el escenario como si entrara en el resplandor próximo a un incendio. Aunque miraba mis pasos desde arriba, desde mis ojos, era más fuerte la suposición con que me representaba mi manera de caminar vista desde la platea, y me rodeaban pensamientos como pajarracos que volaran obstaculizándome el camino; pero yo caminaba con fuerza y trataba de ver cómo mis pasos cruzaban el escenario".

Mi primer concierto
Felisberto Hernández

lunes, 12 de julio de 2010

Citas que me acompañan

"Hay vidas que terminan sin dejar nada, ni destruido ni detenido, sin abrir ni congelar ningún desorden, mínimas obras de arte".
Pequeño infierno turinés
Guido Ceronetti

sábado, 10 de julio de 2010

Viajes de habitación

1.
A veces, parece como si nunca hubiera salido de mi cuarto. Como si todo lo hubiera creado de mi habitación y el poder inigualable de la inventiva. Pero he tenido la oportunidad de salir y viajar, y regresar. Saber de que el mundo no se reduce a una lengua o una historia. Sino que por más que se viaje, siempre seremos ínfimos ante todo. Todo esto me lo cuento al lado de la ventana de mi habitación del hotel en las playas de Oaxaca. Mientras contemplo la luna, en este lugar lejos de toda civilización, y lo domino, una mar imponente se encuentra enfrente de mí, inabarcable y quieto, pero que su furia puede despertar en cualquier momento. Como puede hacerlo alguna persona ante cierta situación.
2. Me encuentro en el aeropuerto, minutos antes de tomar mi vuelo que me lleve a Alemania, y no existe una viaje que se le pareciera al anterior. Hace un año viajaba a la misma ciudad, ahora mi destino es el mismo, pero en otras circunstancias. Me gusta el viaje por el transcurso, ya lo decía Homero, y no el destino. Me imagino subiendo al avión y pensando en las etapas que termina uno en su vida. A veces son difíciles, pero es mejor dar un portazo y continuar. Decía Julio Ramón Ribeyro que "la única manera de continuar en vida es manteniendo templada la cuerda de nuestro espíritu, tenso el arco, apuntando hacia el futuro". Apunto al futuro (¿el de hoy o el de mañana?), con la cuerda de mi espíritu tenso.

miércoles, 7 de julio de 2010

Ahora que vuelvo

“Por qué siempre es de nosotros de quien
nos separamos cuando dejamos a alguien”
Fernando Pessoa

Ahora que vuelvo a ver aquella magnifica e inolvidable película de Jean Luc Godard títulada El desprecio, me viene a la mente la historia de una pareja, de los amantes que se diluyen en un instante. Godard retrata con singular maestría al personaje de Brigitte Bardot: enigmática, callada, deseada. Nadie como el cineasta francés para guiar un papel como el de la Bardot.
2.
Regresé a Veracruz para acordarme de Agustín Lara. Para rememorar su figura artística y su persona. Había momentos que seguí sus pasos, sin alcanzar aquella conquista que tuvo con María Félix. No hace falta tener una mujer del mundo espectáculo y artístico para ser felices. Por ello, cuando alguien me pregunta que estrella del cine o de la música me roba mis sueños, suelo contestar que existe más belleza y verdad en una mujer que se encuentra en el autobús, en la avenida o en un aeropuerto.
Nuestros encuentros con una dama en algunos de estos lugares siempre son tan extraños y misteriosos como la vida misma. Cuando nos toca conocer a alguien nunca sabemos si esa historia terminará enseguida o se prolongará por el resto de nuestra vida. Ya lo decía Ricardo Piglia, qué habría pasado si actuáramos diferente con un guiño o una palabra, por un instante, con una mujer ¿Nuestra vida hubiera cambiado? La historia de dos personas es tan azarosa, como incierto el porvenir. Se crean planes, se construye el futuro, intentamos ser arquitectos de nuestra vida, pero el destino es otro.
Se ha escrito mucho sobre este tema y ahora me viene a la mente Rojo, de Kieslowsky o Reconstruction de Kristopher Boe. También está esa novela de Julio Cortázar: Rayuela. La lista sería interminable sobre el tema. Pero al final lo que quedan son los personajes de carne y hueso que interpretamos. En ocasiones le damos una segunda vida a esos personajes de ficción si proponerlos nosotros. Y es ahí cuando se junta la ficción con la realidad ¿Cuándo comienza una historia y cuándo acaba?
3.
Existen personas que nunca se han detenido y levantado su cara para hacer una pausa y ver lo que se ha hecho o dejado de hacer, sólo viven, no piensan, no sienten. La vida es un instante, decía un clásico. “La vida es corta y aún así nos aburrimos”.
Hago una pausa, levanto la cara y enciendo una cigarro, mientras exhalo me doy cuenta de las personas que ya no están, que dejaron la banca vacía del parque en donde se sentaban. Hay personas que entran y salen de nuestra vida como una ventisca, pero hay otras que se adhieren a nuestro recuerdo, a nuestra identidad. Nuestra persona se debe, mucho o poco, a ellas. Pero de nosotros depende asimilar todo aquello para ser nosotros mismos. Algún día seré de esas personas que dejé de sentarme en la banca del parque o que deambule por la calles, caminando para evitar ser olvidado. La puntualidad es necesaria, pero es mejor en ciertos momentos retrasarse hasta que empiece el alba.

miércoles, 30 de junio de 2010

Música... un pendiente en mis sueños.

"La vida sin música sería un error" F. Nietzsche

Recuerdo que más o menos cuando tenía cinco-seis años, mirando las caricaturas del canal 5 apareció un comercial que iba a cambiar mi vida. El anuncio comercial era sobre un disco de Richard Clayderman... las notas que alcancé a escuchar se quedaron en mi, y el deseo de seguir escuchándolas cobró tal fuerza que pedí me regalaran ese disco.
- ¿Y cómo se llama? -preguntó mi padre extrañado por la petición.
- No sé, sólo me acuerdo que es de piano y un señor que sale en la portada -fue lo que alcancé a decir con mi memoria a corto plazo traicionada.
Pasaron unas dos semanas y un disco llegó a la casa. La forma en que llegaban los discos a la casa familiar era conocida por nosotros: un enorme disco de acetato en una bolsa de papel. El disco lo saqué como pude de la bolsa y cuál sería mi sorpresa que NO era el disco. Cosa curiosa con el tiempo y mucho después de la adolescencia se convirtió en uno de mis discos favoritos, era la banda sonora de "El golpe" (The sting). Mi deseo de volver a escuchar las notas tocadas por el güero francés creció más.
Fue como al medio año que en unos XV años volví a escuchar esas notas de Balada para Adelina... fue en esa bodega que sirvió como salón donde volví a estremecerme con la música. Ahí mi padre obtuvo el dato y a la semana ya tenía el disco en mis manos.
Cuando lo puse en el tornamesa y empezó a girar... me recosté en el suelo para escucharlo mientras mis hermanos merendaban pan con mermelada o cajeta. En ese momento el mundo se detuvo o sólo puede decir que tal vez para salí por un momento de él. Lo sublime que fueron para mi esas notas marcaron mi vida y un deseo enorme de aprender a tocar el piano se apoderó de mi. Siguiente petición: un piano.
Por obvias razones esa petición nunca se materializó. Lo que si tengo que agradecer es la cantidad de discos que llegaron a mis manos para poner en el tornamesa y gracias al equívoco con el primer disco, se puede decir que nació en mi el hábito de escuchar verdadera música.
Con el paso de los años dejé de escuchar a Clayderman y aprendí que no era un pianista, sólo un interprete. Pianistas y músicos de los que he sentido esa pasión por la música y que de una forma u otra han dejado su huella no sólo en mi espíritu sino en mis "recopilaciones": Daniel Barenboim, Sviatoslav Richter, Rudolf Serkin, Borís Berezovski, Vladimir Ashkenazy, Sergei Prokofiev, Phillip Glass, Ennio Morricone, Gleen Gould...
Ellos están vibrado conmigo y su música... Ya no pongo música en un tornamesa, a veces en el celular o en el equipo de sonido.
Tal vez y ahorre... y algún día me compre al menos un teclado.
Ya no me recuesto en el suelo... de vez en cuando meriendo pan con mermelada o cajeta.



Tan fácil que se ve...

martes, 29 de junio de 2010

(Nos han dado todo...)

"Nos han dado todo, nos han dado toda la información, pero no nos han explicado nada. No puede explicarse. Creo que esta es la única razón para dedicarse al arte, mostrar el absoluto misterio de las cosas". John Banville

En esta tarde necesité leer algunas líneas de Banville. Es cuando lo imprevisto, o lo prevesible llega cuando menos se lo espera uno, sacude la vida. Con el maestro de las máscaras, áquellas donde sus personajes son seres que enfrentan la vida trágica de por medio, en dónde se sienten derrotados y conocen el origen de ello. Pero no hacen nada, viven en su mundo asfixiante. Desde Eclipse y Shroud (Imposturas), a los personajes, la vida ha dejado de serles placentera. Alex Cleave y Axel Vander, el primero actor y el segundo docente, están en la sociedad sin nada que demostar. La enfrentan y eso les cuesta. Seres marginales y marginados por comportarse sin falacias. Tienen un misterio que el lector debe descubrir y una vez descifrado, quien lo lee, sabe que el mundo ha sido explicado por Banville, aunque algunos no lo entiendan.

*
Decía Julio Ramón Ribeyro que para encontrar nuestro verdadero rostro bastaba con fumar un cigarro enfrente del espejo y conoceríamos lo que somos. Hace rato que deje de fumar, por lo tanto no sabré cuál es mi verdadera cara.

jueves, 24 de junio de 2010

¡Primer Podcats!

Aquí está nuestra primera conversación grabada alrededor de lo que nos gusta a los que escribimos en este Blog: el Café, el Jazz, la escritura y la música.

Esperamos que sea de su agrado.


martes, 22 de junio de 2010

Cuando las letras ya no tienen escritor.

Justo el pasado viernes 18 tenía la idea de escribir "algo", los motivos creo que no faltan y hasta la misma ausencia de motivación para escribir se convierte en unas líneas de escritura. Sólo que la noticia mañanera me rebazó; un enorme hueco en el estómago y en el corazón taladraron mi horizonte, sintiendo que nada lo podía resanar: la muerte de José Saramago.
He de confesar que lo leí por primera vez recien le dieron el Nobel de literatura allá por 1998, caí en esa moda de empezar a leer a un premio Nobel... moda quizá tonta, pero quedé atrapado.
Ensayo sobre la ceguera se convirtió en el acceso a una forma diferente de re-pensar el mundo a través de la ausencia del sentido de la vista. Mi sensibilidad no fue ajena a lo que fuí encontrando en medio de sus renglones y páginas. A partir de ahí su escritura hizo mella en mi.
El Evangelio según Jesucristo, mostró en sus letras una naturaleza humana desnuda con nada de divinidad. Y si la historia se escribe así, es porque hasta los dioses son humanos.
La Caverna... un mundo donde lo técnico y lo tecnológico separan cada vez más a los humanos de lo sensiblemente humano.

No soy un experto en la obra de Saramago ni pretendo hacerlo;  pecaría de vanidad si presumiera que lo ví pasar frente a mi... ese momento no lo olvidaré. Como no olvido el hueco que deja en el mundo de las letras...
Mi mundo ha perdido una manera distinta de interpretar la existencia y la interrogante por excelencia. Su ausencia física me duele, pero su obra trasciende lo inexorable del tiempo y es ahí donde tal vez todos hemos ganado: el legado de su obra.

Gracias señor José Saramago por enseñarme un mundo netamente humano con los ojos blancamenteciegos en la compañía de un perro de nombre Encontrado.

 
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