miércoles, 30 de junio de 2010

Música... un pendiente en mis sueños.

"La vida sin música sería un error" F. Nietzsche

Recuerdo que más o menos cuando tenía cinco-seis años, mirando las caricaturas del canal 5 apareció un comercial que iba a cambiar mi vida. El anuncio comercial era sobre un disco de Richard Clayderman... las notas que alcancé a escuchar se quedaron en mi, y el deseo de seguir escuchándolas cobró tal fuerza que pedí me regalaran ese disco.
- ¿Y cómo se llama? -preguntó mi padre extrañado por la petición.
- No sé, sólo me acuerdo que es de piano y un señor que sale en la portada -fue lo que alcancé a decir con mi memoria a corto plazo traicionada.
Pasaron unas dos semanas y un disco llegó a la casa. La forma en que llegaban los discos a la casa familiar era conocida por nosotros: un enorme disco de acetato en una bolsa de papel. El disco lo saqué como pude de la bolsa y cuál sería mi sorpresa que NO era el disco. Cosa curiosa con el tiempo y mucho después de la adolescencia se convirtió en uno de mis discos favoritos, era la banda sonora de "El golpe" (The sting). Mi deseo de volver a escuchar las notas tocadas por el güero francés creció más.
Fue como al medio año que en unos XV años volví a escuchar esas notas de Balada para Adelina... fue en esa bodega que sirvió como salón donde volví a estremecerme con la música. Ahí mi padre obtuvo el dato y a la semana ya tenía el disco en mis manos.
Cuando lo puse en el tornamesa y empezó a girar... me recosté en el suelo para escucharlo mientras mis hermanos merendaban pan con mermelada o cajeta. En ese momento el mundo se detuvo o sólo puede decir que tal vez para salí por un momento de él. Lo sublime que fueron para mi esas notas marcaron mi vida y un deseo enorme de aprender a tocar el piano se apoderó de mi. Siguiente petición: un piano.
Por obvias razones esa petición nunca se materializó. Lo que si tengo que agradecer es la cantidad de discos que llegaron a mis manos para poner en el tornamesa y gracias al equívoco con el primer disco, se puede decir que nació en mi el hábito de escuchar verdadera música.
Con el paso de los años dejé de escuchar a Clayderman y aprendí que no era un pianista, sólo un interprete. Pianistas y músicos de los que he sentido esa pasión por la música y que de una forma u otra han dejado su huella no sólo en mi espíritu sino en mis "recopilaciones": Daniel Barenboim, Sviatoslav Richter, Rudolf Serkin, Borís Berezovski, Vladimir Ashkenazy, Sergei Prokofiev, Phillip Glass, Ennio Morricone, Gleen Gould...
Ellos están vibrado conmigo y su música... Ya no pongo música en un tornamesa, a veces en el celular o en el equipo de sonido.
Tal vez y ahorre... y algún día me compre al menos un teclado.
Ya no me recuesto en el suelo... de vez en cuando meriendo pan con mermelada o cajeta.



Tan fácil que se ve...

martes, 29 de junio de 2010

(Nos han dado todo...)

"Nos han dado todo, nos han dado toda la información, pero no nos han explicado nada. No puede explicarse. Creo que esta es la única razón para dedicarse al arte, mostrar el absoluto misterio de las cosas". John Banville

En esta tarde necesité leer algunas líneas de Banville. Es cuando lo imprevisto, o lo prevesible llega cuando menos se lo espera uno, sacude la vida. Con el maestro de las máscaras, áquellas donde sus personajes son seres que enfrentan la vida trágica de por medio, en dónde se sienten derrotados y conocen el origen de ello. Pero no hacen nada, viven en su mundo asfixiante. Desde Eclipse y Shroud (Imposturas), a los personajes, la vida ha dejado de serles placentera. Alex Cleave y Axel Vander, el primero actor y el segundo docente, están en la sociedad sin nada que demostar. La enfrentan y eso les cuesta. Seres marginales y marginados por comportarse sin falacias. Tienen un misterio que el lector debe descubrir y una vez descifrado, quien lo lee, sabe que el mundo ha sido explicado por Banville, aunque algunos no lo entiendan.

*
Decía Julio Ramón Ribeyro que para encontrar nuestro verdadero rostro bastaba con fumar un cigarro enfrente del espejo y conoceríamos lo que somos. Hace rato que deje de fumar, por lo tanto no sabré cuál es mi verdadera cara.

jueves, 24 de junio de 2010

¡Primer Podcats!

Aquí está nuestra primera conversación grabada alrededor de lo que nos gusta a los que escribimos en este Blog: el Café, el Jazz, la escritura y la música.

Esperamos que sea de su agrado.


martes, 22 de junio de 2010

Cuando las letras ya no tienen escritor.

Justo el pasado viernes 18 tenía la idea de escribir "algo", los motivos creo que no faltan y hasta la misma ausencia de motivación para escribir se convierte en unas líneas de escritura. Sólo que la noticia mañanera me rebazó; un enorme hueco en el estómago y en el corazón taladraron mi horizonte, sintiendo que nada lo podía resanar: la muerte de José Saramago.
He de confesar que lo leí por primera vez recien le dieron el Nobel de literatura allá por 1998, caí en esa moda de empezar a leer a un premio Nobel... moda quizá tonta, pero quedé atrapado.
Ensayo sobre la ceguera se convirtió en el acceso a una forma diferente de re-pensar el mundo a través de la ausencia del sentido de la vista. Mi sensibilidad no fue ajena a lo que fuí encontrando en medio de sus renglones y páginas. A partir de ahí su escritura hizo mella en mi.
El Evangelio según Jesucristo, mostró en sus letras una naturaleza humana desnuda con nada de divinidad. Y si la historia se escribe así, es porque hasta los dioses son humanos.
La Caverna... un mundo donde lo técnico y lo tecnológico separan cada vez más a los humanos de lo sensiblemente humano.

No soy un experto en la obra de Saramago ni pretendo hacerlo;  pecaría de vanidad si presumiera que lo ví pasar frente a mi... ese momento no lo olvidaré. Como no olvido el hueco que deja en el mundo de las letras...
Mi mundo ha perdido una manera distinta de interpretar la existencia y la interrogante por excelencia. Su ausencia física me duele, pero su obra trasciende lo inexorable del tiempo y es ahí donde tal vez todos hemos ganado: el legado de su obra.

Gracias señor José Saramago por enseñarme un mundo netamente humano con los ojos blancamenteciegos en la compañía de un perro de nombre Encontrado.

sábado, 12 de junio de 2010

A finales del año pasado fuí a visitar a mi hermano a Appleton, Wisconsin. La temperatura para esa época es de menos 20 centígrados en promedio. Ya no soportaba utilizar la misma ropa, así que la traje a la lavandería, a pesar del intenso frío. He sentido otras altas temperaturas en Europa, pero en el norte de EE.UU, es excesivo el frío. Así que me marché, tomé mi suéter, mi blazer, mi bufanda y con maleta en mano llena de mi ropa sucia caminé por la principal avenida, cubierta de nieve. Aún me faltaba mucho y ya no soportaba el dolor de mis orejas, debido al clima. Puse a Mussorgsky, con la interpretación magistral de Boris Berezovsky y que siempre me ha dado fuerzas en los momentos necesarios.
En el trayecto, en medio del paisaje glacial, me sentí dueño de mi destino. Alguien que abandona su ciudad en la que vive, para adentrarse en un lugar desconocido y que intenta conocer cómo es el exterior. Las historias que le cuentan pueden atemorizar o hacer que crezca el interés por lo nuevo. Él opta por la segunda. Se acompaña de su abrigo y va en busca de un acontecimiento que interrumpa la monotonía de la normalidad. A medida que vive, cada vez busca viajar más. Para él esa experiencia no tiene comparación con cualquier otra mundanidad. Es el estímulo que necesita para disfrutar el paso por la tierra. Y si lo acompaña uno de sus libros que le producen placer, su música, un café y un buen saco, el momento es único e irrepetible. No pide un gran auto, una casa ostentosa o una mujer exhuberante, sólo disfrutar a su manera. Viajar y leer, elementos necesarios para vivir.

Unas noches antes en un bar, empapado de Whisky, una mujer le dijo, después de haber intercambiado alguna información sobre sus afinidades: ¿no te gusta la cultura pop, verdad? El silencio sepulcral le contestó.
I need a coffee.

viernes, 11 de junio de 2010

Futbol... casos de la vida real.

Mi primer encuentro con un balón fue cuando yo tenía más o menos cinco años, el balonazo en la nariz vino a enseñarme -por medio de esa analogía de la vida- mi éxito en las canchas. Dos años después anoté mi primer gol... anotación que sólo yo lo celebré; porque sin darme cuenta lo metí en mi propia porteria. 
La vida me fue enseñando que no hay mucha diferencia entre un pártido de futbol y lo cotidiano, antes bien, son dos nítidos reflejos en los que se reflejan no sólo los goles y los pénaltys de la existencia; sino tambien los fueras de lugar que el azar y nuestras decisiones nos van colocando en la cancha de la vida.
... y es aquí donde estamos... jugando y tal vez para algunos sin saber qué posición es la que están jugando. Lo cierto es que aspiramos meter un gol para celebrarlo, no importa ser dios para meterlo con la mano.
Mientras los recuerdos llegan a mi segundo tiempo, veo en el espejo el reflejo de lo que soy a partir de ese balonazo... un novato con el tábique nasal desviado que mete gol en su propia porteria.

lunes, 7 de junio de 2010

De escribir y vivir

¿Para qué escribir?
¿Se vive para escribir o se escribe para vivir?

Son sólo palabras en una forma lógica pertenecientes a las expresiones interrogativas. El pretender ahondar en el misterio del lenguaje sólo me puede dar dos alternativas: llegar a una dogmática verdad; o agotar el misterio.
Escribir no es más que una forma de codificar el mundo en el que nos movemos, de ahí la necesidad de hacer del mundo algo que nos sea familiar y controlable. Desde los albores de eso que los dogmáticos llaman humanidad, ésta se ha ido abriendo maneras de concebir un mundo que sea capaz de leerse y de pensarse. He ahí -tal vez- una de las necesidades palpables por las cuales buscamos ser leídos y escritos. Si somos parte del mundo, ergo, somos sujetos de ser fuente de escritura y lectura. En términos llanos, queremos ser escritos y leídos para saber qué somos.
Es posible que llegando a este punto, nuestra vida se traduzca en ser aquello que leemos y escribimos. Parafraseando el dicho popular: dime que escribes y/o lees y te diré quién eres. Sublime y titánica la tarea del escritor, ya que aunque emplee las mejores palabras siempre quedará en deuda con aquello que se está nombrando, escribiendo o leyendo.
La palabra no abarca la totalidad del misterio que encierra lo que es el mundo... impagable deuda que se busca saldar con la poesía, la novela, la crónica; o sólo balbuceos como los que acabo de escribir y con los que pretendo saber quién soy y porqué escribo.

 Tal vez este misterio sirva mejor pensarlo con el aroma de un café que se escapa a mi escritura...

domingo, 6 de junio de 2010

Comienza

Comienza una forma de mostrar lo que soy. A partir de mi diario, que es mi alcancía donde depósito mis impresiones, empezaré a vertir en ésta página lo que he vivido. Desde el jazz, la literatura, los viajes (los físicos y mentales), los amigos y esa bebida que cambio la forma de pensar y sociabilizar: el café. Sin ello quedaría desarmado, son mis espada y escudo ante la vida.
Una existencia que a veces se me escapa de su comprensión y que necesito leer entre líneas para tener un sinificado ante ella. Sobre todo en los momentos de mayor desasosiego y donde no existe una explicación ante lo que nos acontece.
Habrá muchas citas de autores que son una parte mía. Las apropio. Ya lo decía Borges, citar es citarse.
Luis Cernuda escribió en un verso de cómo la poesía muestra a la vida:
"Leve es la vida/que el poeta rescata".
Queda dicho mi origen.

jueves, 3 de junio de 2010

Ya pronto...

Los granos ya se están tostando... los lápices y hojas ya se están preparando.


 
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